Diego Sánchez es diseñador industrial mexicano que solía trabajar como freelance en la fabricación de muebles a pedido. Con ese antecedente, un día fue por más, para buscar una mayor estabilidad y creó la firma Lola Lab, que intentó entrar en la industria de los muebles, pero bajo un concepto diferente. La idea de Diego era la de armar diseños personalizados junto a los clientes. “El cliente viene al negocio y en la computadora vamos armando el mueble a su gusto”, cuenta el joven empresario y agrega: “Después se lo manda al taller y se entrega”.
Lola Lab busca la exclusividad en el diseño de los muebles y la participación activa de los compradores. Eso eleva los costos, claro, pero Diego explica que mucha gente está dispuesta a pagar un poco más por tener algo exclusivo y diferente a las tendencias de la moda. “Así como hay gente que va al modista y gasta mucho dinero en vestidos, esto es lo mismo”, sostiene.
Además, y para atraer a más gente, Lola Lab no cobra el diseño de los muebles, sino que sólo su realización. Utilizan colores de la industria gráfica y los muebles que resultan suelen ser muy distintos de los que se pueden encontrar en las mueblerías convencionales.
El público al que va dirigido Lola Lab es al vanguardista, al que le interesa la innovación constante, llamar la atención, tener lo nuevo. “Somos perfeccionistas en diseño y calidad. Siempre se está en busca de nuevos materiales y tenemos el conocimiento de aplicaciones industriales”, cuenta el fundador de la empresa.
Comentarios recientes